La Unión Europea y los biocombustibles: se acabó el romance
Al final, las mentes pensantes que gobiernan la Unión Europea se han puesto a pensar y, en cuanto han echado un vistazo serio al asunto, se han dado cuenta de la soberana desvergüenza ética en que incurrían en su empeño por incluir los biocombustibles en sus planes energéticos de futuro.
A la vista de todos los datos que permiten inferir la relación directa entre el negocio de los agrocarburantes y la crisis del precio de los alimentos que sacude a gran parte del globo, por fin han tenido a bien recular en su indignante obsesión de que el 10 por ciento de los carburantes empleados en 2020 tenían que ser de orígen bio-ilógico.
La noticia es digna de primera plana por dos motivos.
En primer lugar, porque afortunadamente, no han tenido los arrestos suficientes para mirar a otro lado y anteponer los intereses económicos de sus países desarrollados (no confundir con civilizados) por delante de las necesidad básicas de estados menos favorecidos. Había demasiadas voces (tantas como intereses económicos de dudosa moral) clamando al cielo por tamaña injusticia.
En segundo lugar, porque no han tenido más remedio que incluir vehículos con propulsores alternativos como los eléctricos y los movidos por célula de combustible de hidrógeno en sus ecuaciones por reducir las emisiones de gases nocivos (incluido el CO2) y la dependencia (con tintes de esclavitud) del petróleo.
Se trata, y no solo a nivel europeo, de un tema de primer orden. No es solo un Monopoly energético en el que se juegan ingentes sumas de dinero en inversiones y futuros beneficios. Lo que está en juego es el futuro (energético, económico y social) de todo el planeta. Al menos en esta partida la única jugada posible que les quedaba era dar su brazo a torcer.
Más información: Financial Times Deutschland
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Publicado por VRedondoF para CARBURANTES el 7/10/2008 01:50:00 PM