Cuando parece que este invierno especialmente desapacible empieza a llegar a su fin, es hora de recuperar el tiempo y los ingresos perdidos. Las copiosas nevadas que han cubierto estos meses atrás gran parte del continente europeo no solo han hecho estragos en el tráfico rodado, el pavimento de las carreteras, los transportes colectivos, instalaciones eléctricas y demás, sino que también han provocado un buen agujero en las arcas públicas.
Cualquier conductor medianamente espabilado sabe de sobra que las multas de tráfico (sobre todo las relacionadas con la velocidad) han dejado de cumplir su función principal como medidas disuasorias y punitivas del mal comportamiento en el tráfico rodado para pasar a convertirse en una fuente de financiación de las instituciones públicas; en un impuesto más. No hay más que ver que en algunos países el importe de la multa no depende de la gravedad de la infracción sino del nivel de ingresos del conductor sancionado. Como si se tratase del impuesto sobre la renta.
De hecho, los poderes políticos ya ni siquiera se molestan en disimularlo. Calculan unas expectativas de ingresos y no tienen inconveniente en hacer todo lo posible para cuadrar sus números. Y no penséis que estoy hablando de España (donde este planteamiento recaudatorio roza el esperpento), ya que el último ejemplo de esta actitud mercantilista nos llega de la aséptica Alemania.
Según informa el diario regional "Neue Westfälische", que cubre el estado federal de Nordrhein-Westfalen, las últimas condiciones meteorológicas han dejado maltrechos los presupuestos de los municipios de la zona. Debido a la nieve y el hielo de estos meses, los conductores se han desplazado por las carreteras con extrema precaución, haciendo supérfluos los controles de velocidad, sin olvidar que la nieve acumulada en las cunetas ha impedido que los coches camuflados se situaran al borde de la carretera para realizar su función depredadora.
Una buena noticia para la seguridad vial en condiciones climáticas tan desfavorables, pero que, de forma mezquina, no parece contar con el beneplácito de los responsables políticos. Con la llegada del buen tiempo, las autoridades de este estado alemán tienen claro que lo primero que harán será aumentar los controles de velocidad. No se trata de mejorar la seguridad vial, sino simple y llanamente de conseguir mas ingresos. Ingresos que luego se gastan alegremente sin dar explicaciones. Es la política como negocio, con el automóvil como una de sus principales materias primas y la falta de ética y de escrúpulos como uno de sus mayores productos de desecho.
En España, los inviernos complicados no suelen suponer ningún problema. Aquí se emplean métodos más rastreros y de legalidad dudosa, como multar el hecho de cruzar un semáforo en rojo cuando éste todavía está en ámbar. ¿Por un supuesto error de sincronización?
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Publicado por Victorino Redondo F. para DyPC el 3/22/2010 12:32:00 PM