No hará falta que diga que los diésel consumen poco, hacen que visitemos menos la gasolinera y que, cuando lo hagamos, la factura no sea tan dolorosa, emiten menos CO2 sobre nuestra querida atmósfera y sí, también normalmente son más caros, pero, qué demonios, siempre hemos pensado que sus virtudes compensan este pequeño defecto. Ahora bien, ¿sabías que los diésel modernos no se llevan nada bien con la conducción en ciudad? ¿Te sorprendería conocer que son propensos a averías muy importantes y costosas que muchos clientes desconocen? ¿Te imaginabas que, en cuanto a contaminación, eran más peligrosos que sus homólogos de gasolina?
No nos hemos vuelto anti-diésel. Esto no es un intento desesperado por evitar que tu próximo coche sea diésel. Pero, tras contaros todo lo que deberíais conocer acerca de AdBlue, la nueva tecnología anticontaminación que emplearán muchos diésel a partir de ahora, no queríamos perder la oportunidad de recordaros algunos detalles de los diésel modernos que quizás desconozcas. Son esos defectos que no aparecen en campañas publicitarias y que generalmente no te contarán cuando acudas a un concesionario a comprar un coche. Pero al menos intentaremos conseguir que si decides comprarte un diésel estés mejor informado sobre los pros y los contras de esta decisión. Nuestras 8 razones
1. ¿Por qué nos estamos equivocando al comprar un diésel?
2. ¿Por qué la ciudad es el enemigo del diésel?
3. Los filtros de partículas y la problemática de los diésel urbanos
4. La fiabilidad y durabilidad de los diésel en entredicho
5. Los diésel no son tan limpios como creíamos…
6. La fiscalidad y las restricciones van cebarse con los diésel, especialmente los más antiguos
7. AdBlue: una tecnología con pros y contras que al menos debes conocer
8. ¿Has valorado todas las alternativas posibles?
1. ¿Por qué nos estamos equivocando al comprar un diésel?
Razón nº1, ¿de verdad amortizarás su compra? Si los españoles recorren unos 12.000 kilómetros de media al año con su coche, ¿cómo se justifica que 2 de cada 3 turismos que se matriculan sean diésel?
Como todo el mundo sabe, la justificación de los diésel es que su sobreprecio, y algunos de sus inconvenientes, como suavidad, ruidos, costes de mantenimiento y otros problemas asociados, se compensan por su bajo consumo. Es muy difícil encontrar una regla de tres, un cálculo general que te sirva para encontrar el número exacto de kilómetros en los que habrás amortizado tu diésel. Dependerá de modelos, gamas, de cuán ahorrador y barato sea en su alternativa de gasolina comparable y de los consumos reales que obtendrás en tu uso diario, que serán más altos que los que aparecen en su ficha de homologación. Hay casos en los que apenas existe diferencia entre un motor diésel y otro de gasolina. Pero, por regla general, incluso la estimación más optimista siempre te dirá que estaríamos hablando del orden de decenas de miles de kilómetros, a menudo incluso más. No soy fan de las estadísticas, pero intentaré daros un dato. En los últimos meses hemos leído diferentes informes (ver cita 1) en los que se estimaba que los españoles realizan de media unos 12.000 kilómetros al año. En la actualidad, por cada turismo de gasolina que se matricula en España, se están matriculando dos diésel. Aún sin tener en cuenta muchos aspectos que comentaremos en este artículo, sí podemos asegurar que requeriríamos bastantes años para amortizar un diésel con un kilometraje anual de 12.000 kilómetros. ¿No creéis que estas cifras revelan que algo está fallando? Como no soy fan de las estadísticas me buscaré una muestra aún menos representativa, pero para mí muy ilustrativa. Hablo de casos de los cuales hemos tenido conocimiento en nuestros círculos más cercanos, familiares, amigos, conocidos, lectores. Casos de clientes que en su compra ni se plantearon la posibilidad de un motor de gasolina, casos de clientes que apenas superan los 10.000 kilómetros al año, casos de clientes que desconocían la tecnología que empleaba de su coche, casos de clientes frustrados por los problemas de su diésel.
2. ¿Por qué la ciudad es el enemigo del diésel?
Razón nº2. La conducción urbana se lleva mal con muchos de sus componentes, especialmente con sistemas anticontaminación como los filtros de partículas.
La ciudad no solo es el enemigo del diésel, sino también de la mayor parte de los componentes mecánicos de nuestro coche. Piensa en retenciones, semáforos, freno, embrague y punto muerto, embrague, engranar marcha y acelerar. Pero el momento en que la ciudad se convirtió en el verdadero enemigo del diésel fue precisamente aquel en el que comenzaron a introducirse sistemas anticontaminación como los filtros de partículas. ¿Son estos filtros nuestros enemigos? No, no lo son, de hecho ayudan a retener hollín, aerosoles, sulfatos, silicatos, y otras partículas, que suspendidas en la atmósfera generan gravísimos problemas para nuestra salud. Y aunque los sistemas anticontaminación sean los más propensos a sufrir problemas por una conducción urbana, en la que el conductor de un diésel moderno se ha acostumbrado a aprovechar esa buena respuesta en bajas del turbo, a no revolucionar demasiado el motor para ahorrar combustible y para que el motor produzca menos ruido y menos vibraciones, en general, los filtros de partículas no son los únicos que pueden sufrir averías por este estilo de conducción.
3. Los filtros de partículas y la problemática de los diésel urbanos
Razón nº3. El cliente suele desconocer la tecnología de su coche, así como sus peculiaridades y los hábitos de conducción que debemos adquirir para conservar durante muchos años la mecánica.
El caso de los filtros de partículas es muy ilustrativo. Su funcionamiento se basa en un dispositivo que capta esas partículas presentes en los gases de escape. Para eliminar las partículas por completo, esos filtros deben alcanzar una temperatura de servicio óptima, generalmente más elevada a la que habitualmente se alcanza al régimen bajo al que conducimos por la ciudad. Si no se alcanza una temperatura óptima, el filtro se obstruye y su vida útil se acorta. Evidentemente, si siempre practicamos un estilo de conducción urbano como este, el filtro de partículas nunca alcanzará la temperatura necesaria como para regenerarse, su vida se acortará. Si nuestra rutina se basa en trayectos cortos, lo habitual en una conducción urbana, el motor tampoco tiene tiempo suficiente para alcanzar una temperatura de servicio, no se produce una combustión óptima y la generación de partículas aumenta. El problema, por lo tanto, es mayor.
De ahí que surgiera la necesidad de un sistema de regeneración automático para el filtro de partículas. Los fabricantes han intentado optimizar la posición del filtro de partículas para que alcanzase antes la temperatura necesaria para regenerarse. En muchos casos también se ha optado por un sistema que fuerza la regeneración del filtro automáticamente, elevando ligeramente el régimen del motor. Es un proceso que no debería interrumpirse y que generalmente se muestra con un aviso luminoso en el cuadro de mandos, que en muchos casos podría interpretarse como un error del motor. De ahí que resulte tan importante conocer la tecnología que utiliza nuestro coche
Lo recomendable: intercala ciudad con tramos de carretera. Una vez hayas cogido una autovía o una autopista y el motor se encuentre a una temperatura de servicio, después de haber recorrido unos cuantos kilómetros, intenta forzar un régimen de revoluciones más elevado. No digo que vayas buscando el límite del corte de inyección, pero por recorrer unos kilómetros en quinta o cuarta velocidad a 3.500 rpm, tu diésel no va a reventar ni va a reducir su vida útil. Aún con todo lo dicho anteriormente, se puede convivir con un diésel, utilizarlo eminentemente en ciudad, y no sufrir problemas en los sistemas anticontaminación.
4. La fiabilidad y durabilidad de los diésel en entredicho
Razón nº4. Los diésel modernos siguen consumiendo muy poco, pero al ganar en tecnología han perdido fiabilidad y a partir de ahí han comenzado a generar cierta frustración en muchos conductores.
Os contaré un ejemplo cercano, un caso muy claro de como la falta de información al comprar un vehículo y problemas mecánicos prematuros (con apenas 30.000 kilómetros y aún en garantía) generan frustración. Un cliente que comienza a sufrir continuos problemas y tirones en su diésel, que aún preserva algunos precintos originales del día que salió del concesionario; un taller que no consigue diagnosticar con absoluta certeza la enfermedad que acusa el vehículo y que, en un alarde de sinceridad, reconocen al cliente que el problema podía haber sido causado por su conducción, por no salir de la ciudad, por utilizar siempre un régimen de revoluciones bajo, por – palabras literales – conducir como un taxista. Os podéis imaginar la cara de asombro del cliente que, efectivamente, no tenía la razón. Su problema había sido causado, entre otras cosas, por la conducción que practicaba, pero también porque nadie le había informado de la tecnología de su coche y de los cuidados que requería.
5. Los diésel no son tan limpios como creíamos…
Razón nº5. No son tan limpios como creíamos y su mayor problema son las emisiones de NOx.
Lo creas o no, los diésel no son limpios. Los últimos avances han permitido reducir las emisiones de partículas, tan peligrosas para la atmósfera de nuestras ciudades, pero aún así, el NOx generado por los diésel sigue siendo un problema muy grave. En la atmósfera, el NOx tiende a reaccionar con otros componentes presentes en el aire para formar partículas que generan graves daños en los tejidos del sistema respiratorio. Estas emisiones han sido consideradas como culpables de graves problemas para la salud e incluso de muertes prematuras (ver cita 2). Los NOx también son muy peligrosos en presencia de temperaturas elevadas y alta exposición solar (piensa en cualquier capital española en verano). En esas condiciones, el NOx genera ozono. El ozono es estupendo para la vida en la Tierra a más de 15 kilómetros de altitud, en la estratosfera, funciona como filtro natural para absorber hasta un 99% de las radiaciones ultravioleta del sol y, por lo tanto, nos conviene que no reduzca su espesor. El ozono que se acumula en el aire de nuestras ciudades es altamente peligroso, lo suficiente para generar problemas visibles, especialmente en poblaciones en riesgo, asmáticos, niños y ancianos. Cuando existe una elevada concentración de ozono en el aire de una ciudad, por encima de los 240 µg por m3, las autoridades están obligadas a informar a la Unión Europea. Por encima de los 180 µg por m3 debe informarse a la población del riesgo que corren, por encima de los 240 µg por m3 debe emitirse una alerta.
¿Sabías que durante el verano de 2013, de las 14 estaciones de calidad del aire de Madrid, 13 superaron con creces el umbral de información y estuvieron muy cerca del umbral de alerta? (ver cita 3)
6. La fiscalidad y las restricciones van cebarse con los diésel, especialmente los más antiguos
Razón nº6. La Unión Europea pone cerco a las emisiones más peligrosas de los diésel y eso exigirá que el conductor esté al tanto de las peculiaridades de su mantenimiento.
Vuelvo a decirlo, un cliente informado es un cliente que hará una compra inteligente. Profundizaré en ello en la razón nº7, pero hoy en día creo que el cliente debería considerar una virtud importante que su futuro diésel sea Euro VI, y un gran defecto que aún esté homologado como Euro V. Y lo digo aún siendo consciente de que la Euro VI obligará a muchas marcas, muchos modelos y muchos motores, a recurrir a tecnologías para reducir las emisiones de NOx como el AdBlue. El AdBlue, en todos los casos, te obligará a utilizar un nuevo aditivo, con el coste que ello supone y con el inconveniente de que, en ciertos casos, tendrás que recargarlo por tu cuenta antes de que venza el periodo de mantenimiento. No me voy a extender mucho más en este punto, porque ya os ofrecimos una guía sobre AdBlue bastante completa.
7. AdBlue: una tecnología con pros y contras que al menos debes conocer
Razón nº7. Piensa en las posibles restricciones que sufrirán los diésel en los próximos años.
Los diésel serán los que más sufran las consecuencias de la cuestión medioambiental, más impuestos e impedimentos para acceder a las grandes ciudades.Vuelvo a repetirlo, aún con los inconvenientes que presenta el AdBlue, en estos momentos preferiría adquirir un diésel Euro VI con AdBlue a un diésel Euro V sin AdBlue. También preferiría adquirir un buen motor de gasolina que un diésel Euro V. Desde hace meses os venimos advirtiendo de que la cosa, tarde o temprano, se va a poner muy seria en muchas capitales europeas. Los umbrales de contaminación impuestos por la Unión Europea se están superando, lo cual entraña peligros para la población, pero también sanciones económicas importantes. Cuando esos límites se superan, las administraciones tienen que tomar cartas en el asunto, medidas radicales. No pienses que van a cerrar esa humeante fábrica que colorea el cielo de tu ciudad. Pero sí que si tu diésel es muy antiguo, es posible que en unos años no puedas conducir con él en el centro de tu ciudad, tengas que pagar impuestos más altos o incluso peajes por moverte por la urbe. A lo mejor un día incluso tienes que dejar el coche en casa. París ya ha tenido que establecer restricciones por matrículas pares e impares.
8. ¿Has valorado todas las alternativas posibles?
Razón nº8. Quizás no has valorado todas las alternativas posibles, porque siempre las hay.
Me pregunto cuantos clientes, de esos dos de cada tres que comprarán un diésel este año, habían llegado a plantearse que quizás exista una alternativa que encaje mejor en sus necesidades. Tampoco vamos a entrar en mucho detalle sobre las alternativas, pero he aquí una breve recopilación de opciones que tienes, sus pros, sus contras y por qué quizás deberías tomar en consideración otros motores que no sean diésel. - Motores de gasolina con turbo: sus consumos cada vez son más bajos y son tan rápidos, versátiles y contundentes en todo su régimen – también en bajas – como un diésel.
- Motores tricilíndricos: hay de todo en la viña del señor, pero también es cierto que muchos tricilíndricos, a menudo con turbo, son bastante potentes y no demasiado ruidosos y ásperos.
- Motores atmosféricos: un atmosférico poco potente, se te puede quedar flojo fuera de la ciudad y sus consumos ser un tanto elevados. Pero si quieres un motor robusto, fiable y para recorrer pocos kilómetros en ciudad, es probable que las cuentas te salgan y cubra con creces tus expectativas.
- Motores híbridos: no son baratos, lo sabemos, pero si lo único que te preocupa es hacer bajos consumos, en la ciudad es difícil que encuentres un coche que gaste tan poco como un híbrido.
- Motores eléctricos: su autonomía es baja, son caros y requieren que instales un punto de recarga en casa. Pero si solo quieres un coche, quizás como segundo coche, para realizar pocos kilómetros por la ciudad y no tener que volver a pasar por la gasolinera, son una alternativa factible.